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Las drogas entran al Colegio Nacional Eloy Alfaro

  • Foto del escritor: Susana Rubio Urresta
    Susana Rubio Urresta
  • 24 nov 2018
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 11 jun 2019

1 de cada 10 estudiantes entre 12 y 17 años consume algún tipo de droga, según la Secretaría Técnica de Prevención Integral de Drogas.


Mathias (nombre protegido) estuvo hasta el año anterior en el Colegio Nacional Eloy Alfaro, al norte de Quito. Todo comenzó en un recreo. A los 13 años, cuando cursaba el noveno curso. Una ‘amiga’ le regaló un ‘paquetito’ de marihuana para que “pruebe”. Este fue el inicio de dos años de adicción.

El 29% de estudiantes entre 12 y 17 años afirmó haber visto a uno de sus compañeros consumir drogas en el 2016. De acuerdo al estudio ‘Niñez y Adolescencia desde la Intergeneracionalidad Ecuador 2016’ realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).


La droga más fácil de conseguir según el estudio y según la investigación, es la marihuana. La venden en cualquier lado. La guardan en sus maletas. Hacen los paquetes con hojas de cuaderno y la intercambian por un dólar, recuerda Mathias. “Vendían marihuana y polvo. Había un colombiano que solo vendía polvo. Cuando ya no querían vender a un dólar, vendían de cinco o de diez”, dice Mathias. Lo que no sabe es que contiene el famoso "polvo". Que si bien su comercio es mínimo, es el más adictivo. Pues esta droga que los jóvenes consumen con ignorancia, es nada más y nada menos que pasta base de cocaína.





En el Informe Mundial sobre las Drogas, publicado en el 2017 por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) se consideró a Ecuador como un país de tránsito de sustancias ilegales, principalmente de cocaína. Haciendo que el problema del comercio ilegal de drogas se incremente en los colegios. Según la Unicef, el 48% de los adolescentes a nivel nacional afirmaron que en los alrededores de los centros educativos hay drogas.


Según el mismo estudio del 2016 de la Unicef, el 24% de estudiantes afirmó haber visto a uno de sus compañeros vendiendo algún tipo de droga. Las cifras muestran que el comercio es mayor en colegios de la zona urbana (28%) que en la parte rural (16%).





¿Los profesores?


En la entrada del colegio hay una puerta grande color negro. En las gradas junto a la puerta, es el lugar de encuentro para quienes fuman droga durante el recreo. Al frente de aquel lugar está el bar, ahí todos los recreos pasan algunos profesores. Mathias recuerda que había un inspector, le decían ‘El Paco’, llegaba olía y se iba, nunca les dijo nada, “no le interesaba”. "Un licenciado también sabía andar con los ojos rojos", recuerda temeroso Mathias.


Una docente que conoce de los múltiples casos que se dan en este colegio. Cuenta que se ha intentado ayudar a los jóvenes de diversas formas. Cuando un estudiante se encuentra drogado, ellos ofrecen la rehabilitación y les ayudan a estudiar a distancia. Sin embargo, también hay otros que se dedican a vender y ellos, ellos son el problema.

Y después…


Según el Ministerio de Educación a nivel nacional existen 2’701.491 estudiantes de secundaria. De los cuales el 4% han abandonado sus estudios en el último año. 8 de cada 10 estudiantes que se retiran pertenecen a colegios fiscales. En el Colegio Nacional Eloy Alfaro hay 3.022 alumnos. No se sabe con certeza cuanto de ellos han abandonado sus estudios. Sin embargo, según el Ministerio de Educación 95.039 estudiantes de colegios fiscales que abandonaron sus estudios en el año 2017.


Los padres de Mathias decidieron retirarlo del colegio. Él perdió un año. Actualmente tiene 15 años y está repitiendo primero de bachillerato. Lo único que piensa ahora es porque los profesores “nunca hicieron nada”. Y así como la historia de él, hay varias, que se retiran, con suerte ingresan a otro colegio y abandonan el mundo de las drogas. Pero también hay otros que les cuesta y terminan sus estudios en su centro de rehabilitación.


¿Quién la vende?


“Los que yo conocía compraban por libras y vendían”, dice ‘Mathias’. Los adolescentes son considerados un grupo vulnerable. Usualmente se cree que quienes influencian a los jóvenes a tener comportamientos 'errados' son personas mayores. En este caso se ha observado que quienes comercian mayormente drogas en los planteles son los propios estudiantes creando un mercado ilegal que hace de los colegiales sus primeros “clientes”.


Un docente del plantel cuenta que el anterior año se graduó un chico. Su nombre se prefiere mantener en el anonimato ya que fue imposible contactarse con él para obtener su testimonio. Aquel chico, comercializaba marihuana en la institución. Repitió el año las veces que por ley puede repetir. Se retiró del colegio y volvió. Puesto que sus mayores clientes eran sus compañeros.


Siempre un paso adelante que la ley


“Llegaban, requisaban pero no encontraban nada, porque ya tenía escondido afuera de los cursos. Ya se enteraban que iba a haber operativo y ese día no traían nada”, dice ‘Mathias’. La policía les daba charlas de prevención de drogas. Pero más iba a decirles “que si les encontraban en los parques les iban a llevar a la Dinapen”.


El mismo docente recuerda que en una ocasión se encontró a un estudiante portando droga. Se siguió el proceso. Parecía que el marcador de la lucha contra el comercio de drogas estaba uno cero. Sin embargo, el policía que realizó el parte utilizó mal una palabra. En vez de usar la palabra 'revisar' puso 'requisar'. El estudiante demandó al colegio por vulnerar sus derechos de menor de edad. El colegio tuvo que pedir disculpas publicas y los profesores tuvieron que asistir a un curso de capacitación en derechos de menores.


¿Se denuncia?


Para el resto de estudiantes que no consumen no es una opción denunciar esta venta. No existen testimonios concretos de estudiantes que han recibido amenazas, pero los profesores comentan sobre algunos testimonios que han recibido de estudiantes en secreto. Por ejemplo, a una estudiante le rayaron la cara con una botella fuera del colegio por cuestionar a una de sus compañeras que vendía droga. Así como este hay miles de testimonios de quienes prefieren no hablar por temor a recibir represarías.


¿Las autoridades?


En una reunión con Diana Morales, analista de educación para la Democracia y el Buen Vivir del Ministerio de Educación, se solicitó información relacionada a la presencia de drogas en el Colegio Nacional Eloy Alfaro.


En la reunión Morales explicó que supuestamente cada institución debe presentar una denuncia ante el ministerio cuando un problema tan grave ocurre dentro del plantel. Sin embargo, estas denuncias es información confidencial. Fue solicitada una respuesta breve de 'sí o no' en cuanto ha si ha existido la denuncia del colegio. Y hasta la fecha no existe una respuesta.


El presupuesto para el 2018 del Ministerio de Educación para la Secretaría que engloba los riesgos psicosociales, entre ellos el tema de las drogas es de 793.782 dólares. Morales dice que en la última reunión efectuada con la Fiscalía, se informó que los delitos que prevalecen en las instituciones educativas son los delitos sexuales, no las drogas. "No vamos al eslabón más bajo, aquí es a los grandes. De que te sirve que vayas al más bajo, cuando la cadena del delito está más allá", dice Morales.


En busca de la confirmación de la denuncia del colegio ante el ente rector. Se realizó un pedido al Distrito Norte para que este confirme si ha existido o no una denuncia por parte de las autoridades del colegio. Se mantuvo una reunión con Patricio Sosa en la cuál volvió a reiterar que la información es de carácter confidencial. Sin embargo, aún no se ha obtenido una respuesta formal de acuerdo a la solicitud presentada.


Mientras que a la Policía Antinarcóticos Zona 9. A través de la Dirección de Comunicación de la misma, el 15 de noviembre de 2018 se solicitó una lista de las bandas identificadas en los planteles del distrito Kennedy pero hasta la fecha la no se ha obtenido una respuesta.

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